martes, 6 de diciembre de 2011

Las velas de parafina emiten sustancias peligrosas para la salud y el ambiente.


Las velas forman parte tanto de los rituales religiosos como el ambiente intimo del hogar, pero todos los significados positivos de una llama pueden oscurecerse si la vela es de mala calidad.
La mayoría de las velas que se encuentran en las tiendas están compuestas con parafina, una sustancia derivada del petróleo.  Al arder, la parafina emana distintos compuestos, algunos de ellos cancerígenos, como el benceno o los hidrocarburos policíclicos.
Este hecho hace que cada vez más personas quieran llevar una vida más coherente y eliminen los derivados del petróleo consumiendo velas de cera de abeja pura o vegetales.
Velas que no producen hollín ni humos negros que pueden provocar alergias.
Se debe prestar especial atención también a la mecha, en las velas baratas pueden contener plomo, metal altamente tóxico, especialmente para las neuronas infantiles. Su concentración en un espacio cerrado aumenta perjudicando con ello la salud.
Los aromas de origen químico –presentes incluso en  velas de “aromaterapia”– pueden contener ftalatos u otras sustancias que pueden causar reacciones alérgicas. Las velas perfumadas deber ser elaboradas con aceites esenciales puros.

En conclusión al comprar una vela se debe cuidar su origen (sin parafina, sin derivados del petróleo), las mechas, los tintes naturales y su aroma sin sustancias tóxicas.

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